Archivos para agosto, 2006

No existe una receta que sea infalible y que sirva a todas las sociedades para alcanzar un nivel de calidad de vida deseable, pero lo que si resulta cierto y la historia lo ha mostrado es que las sociedades exitosas son las que han logrado incorporar el conocimiento científico tecnológico. La inversión en educación, ciencia y tecnología es crucial para lograr construir sociedades desarrolladas y equitativas. Sin embargo este propósito requiere de una articulación efectiva de tres actores, quienes se han caracterizado por su protagonismo, pero no han conseguido trabajar en conjunto.

La universidad, el sector productivo y el Estado deben trabajar armónicamente para propiciar el desarrollo local y regional. La universidad requiere ajustarse administrativa y académicamente para responder de manera pertinente a las demandas de la sociedad y el sector productivo. El modelo tradicional de la universidad dueña del conocimiento, estática y aislada como centro de pensamiento ha quedado revaluado frente al impulso de las tecnologías de la información y la comunicación en la instauración de una sociedad mundial del conocimiento. La función de la universidad es importante en la medida que sus procesos académicos sean pertinentes y contribuyan a solucionar los problemas de la región. Las universidades deben formar en los futuros profesionales una actitud emprendedora, porque los egresados están cada vez más llamados a generar empleo y no a buscarlo.

El sector productivo descubre poco a poco las bondades de modernizar y aplicar nuevas tecnologías para una mayor productividad y competitividad. La innovación es la clave para lograr romper la dependencia y emprender la búsqueda de nuevos mercados. Invertir en investigación es la clave de los emprendedores y en nuestra región existen ejemplos a seguir como la elaboración de aceite para motores a partir del aceite de palma o el trabajo en microorganismos para el control biológico en los cultivos y la fertilización sin agroquímicos. Estas son muestras de la capacidad de algunos empresarios para romper esquemas y seleccionar el camino del éxito.

Pero todo esto quedaría en mero discurso si las entidades gubernamentales no toman conciencia de la importancia de la investigación en una estrategia de competitividad territorial. Nada vale tener los medios para producir igual que siempre si se está compitiendo con otras regiones y países. No basta con tener recursos abundantes o pregonar un potencial estático. Es necesario ampliar las fronteras de la producción y esto se logra con la aplicación de conocimiento pertinente para lograr una producción diferenciada y competitiva. Es necesario contribuir a la formación de tejido social y empresarial para la competitividad en la región, fomentando la cultura de la innovación, el emprendimiento y la asociatividad. Los recursos para investigación no pueden seguir concentrados en las grandes ciudades u orientados hacia sectores poco dinámicos. El Estado nacional y regional tiene la misión de propiciar canales de diálogo, entendimiento y pertinencia entre la Universidad y el sector productivo. Es el momento para iniciar un proceso para la integración efectiva de la Universidad, la Empresa y el Estado para viabilizar los planes y programas planteados y que hasta el momento han permanecido en remojo.

Los cambios en el mundo y las tendencias en la Educación Superior obligan a la Universidad de los Llanos a replantear su quehacer institucional con el fin de articularse y responder a una demanda social, que cada vez más enfatiza en la utilidad del conocimiento y en su pertinencia para solucionar los problemas de la sociedad.

El fenómeno de la globalización significa un reto para la Universidad pública. De una parte resulta ser una amenaza frente a la presión por privatizar la educación superior y por otro lado, puede ser motivo para buscar alianzas con otras universidades pares y ante todo fortalecer su capacidad para impactar positivamente la vida de las comunidades ubicadas dentro de su orbita académica. No de otra forma será fácil conseguir el respaldo social para continuar ejerciendo su papel social en la generación de equidades, solución de brechas y disparidades.

Los avatares políticos del mundo y Latinoamérica requieren de la presencia reflexiva, crítica y propositiva de la Universidad Colombiana. La sociedad requiere de una valoración continua de los procesos y modelos económicos aplicados y especialmente sobre los efectos y consecuencias directas en la vida nacional y regional. La búsqueda de opciones justas y planteamientos que rescatan una nueva ética social basada en la capacidad de respuesta ante las dificultades, son hoy por hoy responsabilidad de la universidad pública.

Los cambios tecnológicos no pueden ser factor de dificultad sino una oportunidad para afianzar sus funciones misionales. La Universidad requiere armonizarse con el mundo en su dinámica compleja sin abandonar sus convicciones sociales. La tecnología puede facilitar la ampliación de cobertura en la región de la Orinoquia y poder permear los procesos económicos y sociales de cada departamento de la región. La utilización de las tecnologías informáticas y de la comunicación permite nuevos escenarios pedagógicos que además de universalizar el conocimiento otorgan una mayor eficiencia y oportunidad en la utilización de recursos.

La Universidad de los Llanos presenta una deuda institucional frente a las enormes dificultades regionales que plantean nuevos escenarios generadores de conocimiento y desarrollo de alternativas frente a los cambios jalonados por el mercado internacional. Más que buscar mercados educativos foráneos, la Universidad de los llanos debe mirar hacia su contexto inmediato y ofrecer oportunidades basadas en la aplicación nuevas tecnologías, apropiación y generación de alternativas productivas con la utilización del capital regional[1] dentro de una propuesta de desarrollo endógeno. Esto demanda de un compromiso especial en materia de investigación y proyección social. La Universidad investigativa surge como modelo ante las tensiones y retos institucionales[2]. La idea no es aislarse del mundo sino aprovechar los cambios positivos para reforzar la identidad como universidad pública y utilizar los medios que ofrecen la ciencia y las nuevas tecnologías para cumplir a cabalidad con las funciones misionales en la responsabilidad de formar integralmente al recurso humano regional.

La responsabilidad social plantea la necesidad de hacer un buen uso de los recursos institucionales. La búsqueda de la eficiencia y eficacia institucional no aparece como un determinante del modelo exógeno sino como un mecanismo que permite afianzar su papel en el contexto. La respuesta a la velocidad de los cambios requiere replantear los procesos y procedimientos para hacerlos más ágiles y flexibles. Esto compromete tanto lo académico como lo administrativo y encamina a la universidad en la concreción del aseguramiento de la calidad, no como una imposición gubernamental sino como un proceso de autoevaluación dentro del marco de su responsabilidad social. De esta manera, la calidad se constituye en una condición irrenunciable frente a los procesos de simplificación y flexibilización del ambiente académico. La fortaleza de la universidad está en la pertinencia de su acción institucional respecto a los problemas regionales. En este cometido es difícil que su papel pueda ser desplazado y debe ser un aliciente más para continuar mejorando en el desarrollo de su misión.

Los cambios en los aspectos administrativos son pertinentes. El área de soporte debe brindar oportunamente y eficientemente los medios necesarios para el cumplimiento misional. La universidad debe ser austera pero atender oportuna y suficientemente los requerimientos para desarrollar una buena labor académica. La utilización eficiente de los recursos permitirá liberar recursos importantes para asignar a las áreas de inversión más afectadas y encaminar una estrategia de preparación y mejoramiento continuo del factor humano como pilar para el desarrollo institucional.

La universidad debe conseguir un mayor apoyo del sector privado y de los entes territoriales de la región. Su estrategia para la búsqueda de nuevas fuentes no está en la afectación de las matrículas o en la necesidad de apoyo incondicional sin apuntar a alianzas estratégicas. La universidad se presenta como un actor fundamental, un socio que brinda herramientas tangibles e intangibles para el desarrollo humano. Desde este punto de vista jalona el interés del sector productivo, de las entidades públicas y privadas para atender los cambios presentes y futuros de la estructura productiva y del mercado laboral. La respuesta académica debe elaborarse con referencia en el contexto. Esto obliga a plantear cambios institucionales con el fin de facilitar la interacción institucional y generar nuevas fuentes de ingresos, sin necesidad de entrar en una condición de mercantilismo burdo.

La región ha sido reconocida por su potencial, sin embargo este potencial permanece estático. La responsabilidad de los actores regionales es transformar los recursos regionales en factores dinámicos para promover una mayor productividad y jalonar una competitividad que sea sostenible y soberana. La universidad debe abordar la gama de etnias aborígenes y revalorizar el conocimiento tradicional, responder al potencial hídrico y energético; generar propuestas que regulen el poblamiento actual, atender el tema de la frontera oriental, ofrecer alternativas productivas y abrir las puertas para el aprovechamiento de la biodiversidad de una manera sostenible y responsable. Igualmente debe prestar atención a los cambios de la estructura productiva con el fin de reorganizar su quehacer académico para fortalecer los sectores dinámicos actuales. Los sectores comercio, servicios, el sector agropecuario y el sector energético requieren del desarrollo académico por parte de la Universidad pública, con miras a facilitar procesos de modernización o reconversión productiva y propiciar la búsqueda de nuevos mercados.

Además del profundizar su papel meramente científico, la universidad aspira avanzar en el fortalecimiento de las artes y humanidades. La cultura orinoquence es diversa y presenta una riqueza incalculable como patrimonio que soporta la identidad regional y genera procesos de autorreferenciación frente a la tendencia homogenizante de la globalización. La Universidad debe promover, generar y difundir conocimientos por medio de la investigación y, como parte de los servicios que ha de prestar a la comunidad, proporcionar las competencias técnicas adecuadas para contribuir al desarrollo cultural, social y económico de las sociedad orinoquence, fomentar y desarrollar la investigación científica y tecnológica a la par que la investigación en el campo de las ciencias sociales, las humanidades y las artes creativas.

Las dinámicas económicas y sociales de la región, así como la situación de conflicto, problemas de marginalización social y disparidades entre lo rural y urbano no deben ser ajenas al papel de la universidad. La Unillanos debe participar en un pacto social colectivo que aterrice la reflexión sobre las causas de la problemática social y económica. Esto significa materializar su visión y misión en el PEI y llevar al PDI al campo de las realizaciones.

[1] Hace alusión al fortalecimiento del capital social, capital humano y físico requerido en una estrategia de desarrollo regional con recursos endógenos.
[2] Modelo propuesto desde el PEI y formalizado dentro del PDI 2005-2020 en el modelo de universidad investigativa.

El tema del TLC con Estados Unidos ha permanecido relegado para la mayoría de los colombianos frente a otros asuntos de política interna, pero el impacto que seguramente tendrá sobre el futuro económico del país continúa más que vigente. Aunque el tratado aparece como finalizado, aun existen divergencias en cuanto a los textos definitivos en los temas de mayor sensibilidad. A cuenta gotas se han venido mostrando las cartas que hasta hace unas semanas permanecían bajo la mesa. Al nerviosismo de los agricultores se le suma ahora el desencanto de los ganaderos y la oposición de ambientalistas, al irse descubriendo poco a poco el texto del tratado. Respecto al tema ganadero, EEUU desea exportarnos carne de reses mayores de 30 meses y otros productos que ellos llaman “despojos” y que a juicio de los expertos norteamericanos viene a ser lo que más se consume en Colombia. El impacto sobre la ganadería del país puede ser grave al desplazar el mercado interno, pero lo más preocupante es el riesgo de presentación de problemas sanitarios, especialmente con la enfermedad de las vacas locas, que hace unos años quebró a ganaderos americanos y británicos. EEUU pretende imponer estos puntos con estrategias muy al estilo del gobierno Bush. En la última semana se han sentido presiones, que aunque no sean formales y se enuncian fuera del marco del TLC, si pueden tener efectos sobre la voluntad gubernamental. Las críticas declaraciones de algunos sectores de EEUU respecto a la Ley de Justicia y Paz, las dilaciones para presentar el texto del TLC al congreso norteamericano y la negativa a ampliar las preferencias del ATPDEA, ponen contra la pared al gobierno, al tener que evaluar el riesgo de perder apoyo militar y logístico de EEUU en la lucha antidrogas y las pérdidas que ocasionaría la terminación estas preferencias arancelarias a final de este año, tal como está previsto. Ya hemos visto como el presidente Uribe cambia de tono y conmina a los jefes de las autodefensas para se ajusten a lo acordado. La ofensiva en el tema de erradicación mediante la fumigación puede tener alguna conexión con esta situación. Igualmente, empiezan a escucharse declaraciones de algunos funcionarios a favor de la negociación finiquitada en el tema de cárnicos y lácteos. Estos antecedentes son señales de mal augurio, pues fue igual cuando el gobierno empezó a justificar las negociaciones en arroz, soya, algodón y terminó ofreciendo el programa “Agro: ingreso seguro”.

En el tema de biodiversidad, los textos no muestran con claridad la prohibición de patentar plantas y animales. El texto plantea un marco de transición para que Colombia se organice para competir en este sector. También deja claro que si los trámites internos en Colombia resultan lentos se podrán activar mecanismos bilaterales que permitirán avanzar en este fatal cometido. La negociación TLC Perú – EEUU con anterioridad al nuestro, dejó abierta la puerta y fue muy difícil apartarse del texto acordado con el Perú. Perú dejó por debajo las normas andinas y de alguna manera viabilizó el asalto a la biodiversidad. Esperamos que nuestros congresistas estén al tanto de estas discusiones, lean con detenimiento el texto final y defiendan con empeño los intereses de nuestra región.

En el diseño de políticas públicas, formulación de planes y proyectos es muy frecuente la tendencia equivocada de plantear las soluciones de manera intuitiva, sin pensar mucho y teniendo como principal insumo la limitada e individual percepción humana. De manera automática se fabrica una solución y se da por hecho que la decisión tomada es la única y mejor opción. Se hace culto al facilismo e inmediatismo, cuando lo mejor es tratar de acopiar información, comparar diferentes puntos de vista, plantear y evaluar alternativas, hasta disminuir la incertidumbre al mínimo aceptado. Aún, en un mundo cambiante en donde las condiciones imponen retos de adaptación, respuestas rápidas e imaginativas, no puede desecharse el análisis y la reflexión.

También existe la perezosa disposición a copiar soluciones traídas de otros contextos, evitar la creatividad y considerar la abstracción como un ejercicio eternizado y aburrido. Existe un miedo profundo a afrontar nuevos enfoques, pues más vale seguir igual que intentar crecer. Las decisiones cuanto más individuales más desacertadas tienden a ser, pues existe la manía a simplificar la realidad según la disciplina o conocimiento explícito de cada persona. La percepción de la realidad es un activo propio de cada ser humano, sin embargo, las acciones humanas pueden desencadenar efectos en otras personas. Forzosamente, la percepción de una persona que toma decisiones debe incluir un juicio ético que lo obliga alejarse del ejercicio irresponsable e improvisado. Se puede decir que cuanto más responsable es la acción humana, más razonable llega a ser.

Los planes tienen la intención de intervenir el presente para construir un futuro. El gobernante, el técnico, el asesor, el asistente o ciudadano común, tienen la posibilidad de seleccionar razonablemente un escenario y propender por el mejor entorno e intorno para que los hechos se desencadenen de manera tal que se produzcan los efectos esperados. Una opción equivocada es elegir hacer apuestas. El apostador sabe lo que busca, pero no hace nada para lograrlo. Sin pensarlo dos veces, deja los resultados finales a los designios arbitrarios de la suerte. Planear es decidir un futuro posible y buscar los medios para realizarlo. El que hace apuestas se acostumbra a un mundo en donde los problemas tienen soluciones enmarcadas y correspondientes, como en un juego de lotería infantil. Nada le asombra, todo parece simple y predecible. Los modelos se aplican como juegos de mesa, sin cuestionar su efectividad, pues las instrucciones están dadas y la realidad se circunscribe de manera rígida. La realidad llega a ser muy compleja y como dice Edgar Morín: “Cuanto más complejos resultan los problemas más complejas devienen las soluciones”.

La realidad humana resulta ser un producto social diferencial, multivariable, multidimensional, que puede intervenirse o dejar que simplemente que se desarrolle en si misma bajo la influencia del caos. La planeación y el arte de gobernar son acciones responsables que requiere de cierta rigurosidad, flexibilidad y capacidad de imaginación. Es el momento de evaluar los procesos de planeación y verificar qué se ha cumplido de lo programado. Una región como la nuestra requiere procesos de planeación responsables, coherentes, sustentados y ciertamente efectivos.